Ésta
noche me he sentido como la persona más importante del mundo, como un ganador
mundial de atletismo, como el fugitivo más perseguido, como un tsunami que lo
arrasa todo, que se lleva almas, hogares, sueños, paisajes, recuerdos… .Me
siento culpable pero a la vez alabado, aliviado, consentido, y no me siento
nada preocupado, creo que todo acabará en este mismo instante, que volveré a
ser feliz, a ser alguien. Mi madre me lo impedía todo, hasta ésta noche. He
acabado con su vida, vamos, que la he matado. Ella no hacía más que gritar, se
quejaba de todo, y aunque la amaba lo he hecho. Ya no tendré que depender de
nadie, y además, era un vieja arrugada y sin sentimientos. Voy camino hacia el
río en el cual la voy a ahogar, la sumergiré hasta que su rostro desaparezca
por completo, y su cuerpo se hunda en la superficie. Ahogaré su alma maligno y
egoísta, su cuerpo maloliente y esquelético, sus ojos amarillentos con las
pupilas dilatadas.
Se encuentra en su estado normal, no lo
entiendo, lleva cinco horas muerta, y todavía está intacta. Me da igual. Sigo
caminando, tropiezo, me levanto. Mi cuerpo se agota, pero ya lo veo, el río, la
luna reverbera su luz blanca y reluciente en las pequeñas ondulaciones de la
corriente. Estoy nervioso, pero aun así comienzo lo que tengo que terminar.
Entonces veo algo singular en su cara. Observo como le caen gotas de los ojos
hacia sus pómulos desgastados y surcados por el tiempo, pero no son lágrimas
saladas, sino sangre. Sus ojos se vuelven rojos, la suelto, me alejo de ella,
estoy asustado, tengo miedo, lo admito. Mi cuerpo tiembla, sigo dando pasos
para atrás, pero la sangre no cesa de derramarse por su semblante triste y
apagado. Ella abre lenta y misteriosamente su boca, se pueden visualizar los
pocos dientes que la quedan. Estoy como nunca antes había estado, me siento
como si estuviera loco, en una pesadilla, en una barca sobre una laguna nublada, perdida, sin meta. Y lo último que oigo es su voz
quebrantada por los años, rota y deshecha, que me exclama: _ ¡Corre hacia la
venganza! .Ni siquiera la escucho y
comienzo a correr entre los frondosos árboles, pienso en que no puede ser
cierto, es imposible, no existen los espectros, no existen las brujas, son todo
cuentos de hadas. Corro, corro, no pienso concluir mi marcha. Mientras voy
pensando en lo ocurrido, muevo mis miembros más fuerte y rápido, me descontrolo
y de repente caigo tumbado hacia el suelo: dos ramas duras y resistentes se
introducen en mis ojos hasta palparme el cerebro. Veo toda mi vida pasar rápidamente, que se
refleja en mi interior y no puedo respirar, la imagen de mi madre me ahoga por
dentro, me quedo sin aliento, no noto dolor, lo veo todo blanco, vacío. Subo,
asciendo, vuelo, río, estoy alegre, me siento bien, me voy para no volver. Adiós.
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ResponderEliminarEstaba buscando algún blog de mi interés y me gustaría felicitarte, me ha encantado este relato en especial, te seguiré para leer tus siguientes publicaciones.
ResponderEliminarMuchas gracias :) bueno si encuentro un rato libre.. esque tengo muchos examenes.
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